MANUAL ECOLÓGICO DEL CONDUCTOR DE CAMINOS
1.
Ir
despacio, a velocidad sostenida y sin cambiar de marchas ni hacer giros
bruscos, manteniendo un ritmo regular y continuo.
2. Alternar el paso de las ruedas
por las diferentes zonas de rodadura, especialmente por los resaltes.
En definitiva, cambiar las rodadas para no machacar siempre los mismos
puntos como si fueran las vías del tren. 3.
Parar y bajarse a quitar las piedras sueltas, ruladas o desprendidas que
se encuentre uno al paso, situándolas convenientemente a los lados,
bien apartadas para no cegar las cunetas cuando las haya. 6. Nunca salirse de los límites de un carril ya trazado, ceñirse a sus cembos, sin ensanchar sus calles ni hacer derivaciones, vías paralelas o desdoblamientos, que perjudican la capa vegetal y desorientan a otros usuarios. 7. No recortar ramas ni arrancar arbustos para ensanchar el paso que el camino tenga, manteniendo el disimulo que la naturaleza le haya podido proporcionar, dejándolo tan desapercibido y camuflado como se encuentre. . 8. No arrojar nunca desde los vehículos objeto alguno, por pequeño que sea, ni tan siquiera puntas de cigarrillo, aunque el riesgo de incendios sea nulo: las colillas también dañan a la vista en la naturaleza.. 9. Nunca hacer trabajos de mantenimiento de vehículos (cambios de aceite, filtros, etc.) en los caminos del campo ni en sus bordes, y menos aún dejar a su vera envoltorios de repuestos o piezas desechadas, ni sobras de fluidos, lubricantes o combustibles. . 10. No usar las fuentes y los ríos como lavaderos, porque el brillo del coche no debe sacarse a costa de manchar la pureza ni enturbiar la cristalinidad corrientes naturales de agua. 11. Respetar cualesquiera indicaciones que se hagan visibles, y atender los avisos que inviten a observar precauciones especiales con la flora, fauna, gea, agua y naturaleza en general . 12. Abrir y cerrar con cuidado las puertas y vallas que se pongan al paso, dejándolas exactamente igual que se las encuentre, porque casi siempre cumplen la función de retener ganado o fauna cinegética que podrían originar daños de quedar libres 13. Dar prioridad a cualquier animal que se interponga o cruce, grande o chico, del suelo o del cielo, incluso a los insectos, reptiles o batracios, porque el coche, fuera de sus feudos, va el último en cualquier orden de preferencias. . 14. Vigilar constantemente un eventual prendimiento de fuego por el escape si atravesamos carriles abandonados o abiertos entre pastizales, rastrojos o herbazales secos. 15. Jamás tocar el claxon ni producir acelerones, no dar ráfagas luminosas o hacer innecesarios cambios de luces bruscos o reiterados, lo que sólo sirve para soliviantar o asustar a los animales. . 16. Por la noche, poner siempre las luces adecuadas a cada situación para la mejor defensa de la fauna, tanto la que come como la que vela, duerme o reposa en el camino o en sus proximidades, siempre amenazada de atropello o choque con esos antinaturales trastos a motor con que los seres racionales invaden lo que sólo de los genuinos pobladores del campo ha sido desde tiempo inmemorial y que ahora el hombre les usurpa con su prepotencia. 17. Llevar siempre el motor a punto, bien reglado y ajustado, para no echar a la atmósfera más gases nocivos de los que ya, por desgracia, producen los motores de combustión en su normal funcionamiento . 18. Nunca circular con juntas flojas, retenes sueltos, tapones mal cerrados o depósitos abiertos. Ni ir sin tubo de escape, con escape libre o trucado, o con el silenciador roto. La tierra no tiene que recibir residuos, ni el aire emisiones, ni los demás usuarios del campo agresiones a sus sentidos, recibidos de Dios para gozar de la naturaleza y no para sufrir en ella. 19.
Denunciar cualquier delito ecológico (caza furtiva, envenenamiento
de animales, contaminación de suelos y aguas) o acción ilegal
contra el medio ambiente (vertidos incontrolados, basureros, cierre de
caminos, edificaciones ilegales, obras sin licencia, talas, roturaciones,
desmontes) y avisar de los accidentes y desastres naturales (incendios,
inundaciones, derrumbamientos, roturas de infraestructuras públicas).
20.
Acomodar la conducción a las condiciones climáticas del
lugar y a las meteorológicas del momento, de las que siempre podrá
obtenerse información anticipada a través del Instituto
Nacional de Meteorología, a cualquier hora y para cualquier zona
de la geografía española. 21. Cumplir la normativa medioambiental de las Comunidades Autónomas, las leyes generales del Estado y las ordenanzas de los Municipios, sin pasar por donde esté prohibido hacerlo o a las horas en que lo esté, ni desobedecer las indicaciones de agentes públicos, vigilantes o guardas con autoridad para impartirlas. . 22. No disparar contra ningún animal desde el vehículo, ni usarlo como medio de caza (y menos de caza furtiva). El automóvil no ha sido hecho para esa finalidad; y a la ética del cazador le van poco los métodos ventajistas. Además, se trata de infracciones castigadas por las leyes de caza, que también imponen la pérdida del carné de conducir. 23.
Cuando haya concluido su vida útil (por el paso de los años,
por avería o por accidente), nunca abandonar el vehículo
en el campo. Si tan buen compañero fue y tantos servicios prestó,
lo mejor sería depositarlo en un cementerio de automóviles
con gestión medioambiental controlada para que descanse en paz.
Eso es lo que se merecen los coches con los que sus conductores vivieron
una parte de su historia; y lo que piden los campos de España,
que, sin merma de su belleza natural, esperan que otros nuevos los recorran
y sus ocupantes los disfruten. 24.
Llevar
siempre a mano en la guantera del vehículo este manual para releerlo
de vez en cuando, consultarlo cuando haga falta y poder ofrecer su lectura
a los acompañantes y compañeros de excursión y travesías.
25. Divulgar estas pautas de comportamiento entre familiares y conocidos.
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